Todos tenemos una vida en la que decidir, en la que elegir, en la que tomar un camino...cada uno opta por un recorrido. Unos por un sendero fácil y sin complicaciones, otros por un camino pedregoso y con muchas dificultades, otros van dando tumbos y cambiando de dirección constantemente, Así va pasando el tiempo y vamos eligiendo diferentes rutas. Según nuestra situación, nuestras personas de confianza, nuestra forma de ver las cosas, nuestra experiencia, nuestros miedos, nuestras motivaciones,...muchas veces improvisamos, nos adaptamos a ese camino, nos conformamos con seguirlo y no recorrerlo sólo. O preferimos ir por esa carretera que conocemos y sabemos que no nos llevará muy lejos, antes que por ese sendero oscuro e inexplorado para nosotros. Otras veces huimos del camino en el que estamos avanzando porque sentimos peligro y podemos dañarnos.
Al final todos los caminos nos llevarán al mismo lugar...pero no nos darán la misma felicidad. No hay nada mejor que llegar a nuestra meta disfrutando del recorrido. Porque al final lo importante y lo que nos llena no es la meta sino el viaje. No puedo decir que camino debería recorrer cada uno. Sería demasiado pretencioso por mi parte. Simplemente se que debemos seguir a nuestra brújula interior que nos indica cual es el norte. Si vamos hacia nuestro norte, estamos siendo nosotros, con nuestros miles de defectos y algunas virtudes. No es un camino fácil y habrá muchas encrucijadas. Muchas decisiones y puede que sea un camino solitario. Pero al final ese es nuestro camino el que nos hace brillar con nuestra luz particular. Si encima en este camino tienes la suerte de que una persona te puede acompañar y vuestros caminos coinciden en algún momento o en gran parte del recorrido pues mejor. Por esto no pierdas el Norte, no te alejes demasiado de tú camino. Porque aunque a lo mejor esto te da una felicidad momentánea, al final al traicionar tu naturaleza, a la larga no te sentirás pleno.