Las contracturas son lesiones muy comunes, no sólo entre los deportistas, sino que afectan también a personas sedentarias.
Es una contracción involuntaria del músculo, sostenida en el tiempo y causada por un sometimiento del mismo a un trabajo para el cual no está preparado. Esta contracción provoca además de la tensión y el dolor, un hinchamiento del músculo que da la sensación de bulto al tacto, esto es lo que se conoce como "nudo"
No es un lesión grave pero sí resulta dolorosa y nos puede limitar la realización de determinados movimientos normales de la zona afectada.
Causas de la Contractura:
Se podrían separar en dos grupos los procesos que causan las contracturas en función del trabajo muscular:
- Cuando se le exige al músculo un trabajo para el que no está capacitado, dentro de esta categoría podemos hacer tres distinciones en función del momento en que se produce la contractura:
- Durante el esfuerzo. En el ejercicio físico el organismo genera sustancias activas que se producen en cualquier movimiento. En el propio movimientos dichas sustancias se transforman en sustancias de desecho o inactivas, llamadas metabolitos. Cuando el cuerpo, por falta de una adaptación adecuada y progresiva al trabajo realizado, es incapaz de eliminar a través del torrente sanguíneo estas sustancias se acumulan en el músculo, lo que genera la hinchazón y el dolor en el mismo.
- Posterior al esfuerzo. En ocasiones los músculos, tras un sometimiento a una carga de trabajo para la que no estaban preparados, son incapaces de volver a su estado de distensión.
- Residuales. En una lesión grave como un esguince, una fractura o incluso durante un golpe, la musculatura adyacente a la zona afectada tiende a contraerse de forma permanente, incluso cuando la lesión ya ha desaparecido. Esto es lo que se conoce como contractura residual.
- Cuando el músculo está débil y le falta potencia suficiente para realizar determinados movimientos a causa, no de una falta de preparación, sino por la atrofia de un grupo muscular con el que interactúa. Es el caso de la escoliosis, en la que un lado de la musculatura de la espalda se atrofia, lo que crea una asimetría a la hora de afrontar las cargas y trabajos.
Otras Causas comunes de las contracturas son:
- Posturas estáticas. Cuando estamos durante mucho tiempo en una posición inadecuada hacemos que el músculo se fatigue y que le resulte imposible volver a la posición de distensión.
- Sedentarismo. Cuando no tenemos una vida activa los músculos se encuentran en condiciones en que cualquier trabajo puede causarles una contractura.
- Estrés. La liberación de determinadas sustancias químicas conllevan una contracción involuntaria y sostenida del músculo.
Los Síntomas de la Contractura:
Los síntomas más característicos son el dolor y la limitación del movimiento. Para ambos parámetros existe un amplio abanico en cuanto a la gravedad, puesto que una contractura puede ofrecer sólo una pequeña molestia sin que exista el impedimento a la hora de movernos, hasta lesiones que son completamente invalidantes.
Hay dos parámetros que darán mayor o menor gravedad a los síntomas de las contracturas:
- La zona afectada. En función de donde se localice la lesión encontraremos mayor o menor dolor e incapacidad. En el tren superior, como en el caso de las zona de las cervicales, las contracturas llegan a provocar mareos, vértigos y migrañas, por estar limitando el buen funcionamiento de esa zona más allá de los músculos. Otro ejemplo es como el músculo piramidal, cuando aumenta su grosor a causa de una contractura, puede comprimir las estructuras adyacentes e inducir una falsa ciática.
- La Extensión de la contractura. Cuanto mayor sea la extensión de la contractura, más grave será el dolor y mayor será la incapacidad en el movimiento.
Diagnóstico de una Contractura:
El diagnóstico se centrará en la palpación del músculo en busca de abultamientos o zonas con mayor tensión. Un vasto muscular ofrece una resistencia concreta a la palpación mientras se deslizan los dedos sobre éste; encontrar un punto con mayor resistencia, significará que, en ese punto concreto, las fibras musculares están contraídas. Esto, junto a la presencia de dolor al palpar la zona, confirmarán la existencia de la contractura.
Probando la capacidad de movimiento del músculo lesionado con respecto a la del mismo músculo del lado opuesto, siendo del lesionado menor que la de el sano también es un método de diagnostico de la contractura.
Prevención de la Contractura Muscular:
Para evitar una contractura es interesante tener en cuenta estos cuatro puntos.
- Evitar movimientos repetitivos. Los movimientos repetitivos favorecen la aparición de las contracturas, sin embargo, cuando no es posible por motivos de trabajo o deportivos evitar someter la musculatura a este tipo de ejercicios, es necesario repetir rutinas de estiramientos para paliar los efectos negativos de dicha repetición. En el caso del deporte son las sesiones de estiramientos los que contribuyen al buen estado muscular. En los trabajos se recomienda, cada dos horas de trabajo, realizar cinco minutos de estiramientos de la zona que sufre la repetición.
- Una correcta higiene postural. Es preciso adoptar posturas que favorezcan nuestro bienestar muscular pues los músculos en posiciones incorrectas están sometidos a una tensión que nos generará la contractura. El uso de material adecuado también nos prevendrá de lesiones; una buena silla de trabajo, un colchón de calidad son indispensables para la salud de nuestro cuerpo pues a mayor número de horas en una postura, mayores son las probabilidades de padecer una contractura.
- Calentamiento. Antes de cualquier actividad física, es indispensable un calentamiento acorde al esfuerzo que vayamos a afrontar. Adquirir la temperatura muscular adecuada y la activación articular, antes del ejercicio son la mejor forma de prevenir una lesión.
- Buena higiene muscular. Determinados hábitos, como los masajes o la aplicación de calor, favorecen al buen estado de los músculos y aunque son también de uso terapéutico cuando existe una dolencia, también ayudan a prevenirla.
Tratamiento de una Contractura Muscular:
Por el carácter leve de este tipo de dolencias, normalmente bastará con seguir estas sencillas pautas para la recuperación y no serán necesarios grandes tratamientos de rehabilitación.
- Reposo. Lo primero debe ser parar con la actividad que nos ha causado la lesión, al menos hasta que el músculo se encuentre en un estado normal.
- Calor Seco. El calor es un potente vasodilatador y esto ayudará a la depuración sanguínea del segmento muscular, por ello es muy efectivo en los primeros estadios de la contractura.
- Duchas de frío/calor. Esta técnica se basa en el uso alterno de agua fría y agua caliente, provocando de este modo reacciones sucesivas de vasoconstricción y vasodilatación, estimulando la circulación sanguínea en la zona.
- Antinflamatorios. Es un tratamiento más agresivo pero con resultados más rápidos; cualquier antinflamatorio, consumido bien por via oral bien por aplicación cutánea, ayudará a la recuperación de la zona dañada.
- Masajes. Los masajes de manos de un profesional son el tratamiento más efectivo a través de las terapias manuales.
No se puede estipular con exactitud el tiempo en que una contractura cederá completamente, puesto que en gran medida dependerá de nuestra genética y del tiempo que se haya estado sobrecargando el músculo en cuestión. Lo ideal es que después de tratar el músculo volvamos a la actividad de forma progresiva y procurando evitar forzarlo.