Quiero compartir con vosotros un escrito de Aurora Pérez. Muchas veces al practicar nuestro deporte sentimos incomprensión, hacen juicios de valor y recibimos criticas. Hay una frase que me gusta mucho y dice: antes de juzgarme te presto mis zapatos. En este caso mis tenis de correr. Porque al final cuando nos ponemos esos tenis y salimos a entrenar cada día es cuando nos sentimos intocables. Cuando conectamos con el mundo, con nuestro ser y corremos sin importar lo demás. Es nuestra pasión y lo que hace que nos sintamos vivos. Quédate con todo lo bueno que aporta esta filosofía de vida.
Podría...pero prefiero... - Aurora Pérez
Podría contarte que mis piernas con los años han acumulado muchos kilómetros, pero prefiero decirte que en ese tiempo mi cabeza ha adquirido mucha mas sabiduría.
Podrías creer que con el paso de los lustros mi cuerpo se ha hecho inerte al sufrimiento, pero prefiero pensar que mi vida se ha hecho adicta al valor del esfuerzo.
Podría decirte que he machacado el suelo mil veces con mis pies, que miles de impactos han horadado los mismos caminos, pistas y carreteras una y otra vez, pero te diré que mientras pisaba la tierra firme mi mente caminaba por distintos cielos.
Podría hablarte de mis marcas, pero prefiero referirte las vivencias que acompañaron a los números.
Podría narrarte mis éxitos, pero no busco los halagos, o mis fracasos pero no quiero compasión.
Me dirás que he errado en mis metas muchas veces, pero no sabes cómo disfruté el camino hacia la decepción.
Te acordarás de la tristeza que acompañó a mis derrotas, pero mayor fue la felicidad que acompañó a mis triunfos.
Me recordarás cómo lloré de impotencia cuando el cuerpo se reveló con mil lesiones, pero yo me acordaré con alegría de mi constancia al superarlas.
Tratarás de convencerme del tedio diario del entrenamiento, de la rutina, y te diré que nunca dos días son iguales cuando corro, cada día es único.
No entenderás el sentido de dar vueltas para volver al mismo lugar, pero el sentido no está en el inicio, ni está en el final, sino en las inquietudes sentidas a lo largo del camino.
Dirás que corro porque no se lo que quiero y persigo algo que nunca encontraré, te diré que correr me ha hecho saber lo que no quiero.
Insinuarás el sinsentido de correr para no ganar, pero nunca tuve la sensación de ganar, ni de perder, solamente de crecer.
Pensarás por qué sigo a sabiendas de que mis mejores registros nunca mejorarán, pero sigo porque no encontré aún el techo de mis emociones.
Creerás que he perdido el tiempo, que podría haber dado más de una vez la vuelta al mundo, pero te contestaré que en ese tiempo he sido capaz de crear miles de mundos diferentes dentro de mí.
Me acusarás de correr despacio y me reiré, o de correr deprisa y sonreiré.
Me rebatirás mis muchos años, te replicaré mis muchas ilusiones.
Pensarás que estoy loca por seguir y te diré que siempre tuve la cordura de no parar.
Al final me dirás que he vivido sólo para correr, pero en mi fuero interno se que he corrido sólo para vivir.
Podría contarte que mis piernas con los años han acumulado muchos kilómetros, pero prefiero decirte que en ese tiempo mi cabeza ha adquirido mucha mas sabiduría.
Podrías creer que con el paso de los lustros mi cuerpo se ha hecho inerte al sufrimiento, pero prefiero pensar que mi vida se ha hecho adicta al valor del esfuerzo.
Podría decirte que he machacado el suelo mil veces con mis pies, que miles de impactos han horadado los mismos caminos, pistas y carreteras una y otra vez, pero te diré que mientras pisaba la tierra firme mi mente caminaba por distintos cielos.
Podría hablarte de mis marcas, pero prefiero referirte las vivencias que acompañaron a los números.
Podría narrarte mis éxitos, pero no busco los halagos, o mis fracasos pero no quiero compasión.
Me dirás que he errado en mis metas muchas veces, pero no sabes cómo disfruté el camino hacia la decepción.
Te acordarás de la tristeza que acompañó a mis derrotas, pero mayor fue la felicidad que acompañó a mis triunfos.
Me recordarás cómo lloré de impotencia cuando el cuerpo se reveló con mil lesiones, pero yo me acordaré con alegría de mi constancia al superarlas.
Tratarás de convencerme del tedio diario del entrenamiento, de la rutina, y te diré que nunca dos días son iguales cuando corro, cada día es único.
No entenderás el sentido de dar vueltas para volver al mismo lugar, pero el sentido no está en el inicio, ni está en el final, sino en las inquietudes sentidas a lo largo del camino.
Dirás que corro porque no se lo que quiero y persigo algo que nunca encontraré, te diré que correr me ha hecho saber lo que no quiero.
Insinuarás el sinsentido de correr para no ganar, pero nunca tuve la sensación de ganar, ni de perder, solamente de crecer.
Pensarás por qué sigo a sabiendas de que mis mejores registros nunca mejorarán, pero sigo porque no encontré aún el techo de mis emociones.
Creerás que he perdido el tiempo, que podría haber dado más de una vez la vuelta al mundo, pero te contestaré que en ese tiempo he sido capaz de crear miles de mundos diferentes dentro de mí.
Me acusarás de correr despacio y me reiré, o de correr deprisa y sonreiré.
Me rebatirás mis muchos años, te replicaré mis muchas ilusiones.
Pensarás que estoy loca por seguir y te diré que siempre tuve la cordura de no parar.
Al final me dirás que he vivido sólo para correr, pero en mi fuero interno se que he corrido sólo para vivir.