La espirulina es una alga unicelular, en forma de espiral de color verde azulado debido a la presencia de la clorofila en su composición, que le da el color verde y de la ficocianina que le da un cierto tono azulado.
Se utiliza como suplemento alimenticio por su gran cantidad de nutrientes de fácil asimilación, como es el caso de las proteínas. Posee gran variedad de elementos nutritivos como las vitaminas, los minerales, macrominerales, ácidos grasos esenciales, y un abánico de fitoquímicos, sustancias de origen vegetal que son nutrientes esenciales para la vida -al menos a corto plazo- y que tienen efectos positivos para la salud, desde la protección contra el cáncer, hasta el retraso del envejecimiento.
En casos de desnutrición y otras circunstancias, donde el organismo ha mermado sus capacidades de asimilar nutrientes, la Organización mundial de la salud y las Naciones Unidas, a través de Instituto Intergubernamental para el Uso de las Microalgas recomiendan el uso de la espirulina por su eficacia en estos casos debido a su fácil absorción por parte de nuestro cuerpo.
Es frecuente, por lo tanto, que la espirulina sea utilizada por deportistas de alto rendimiento y por personas que se encuentran en circunstancias extremas, donde el cuerpo se ve sometido a un alto nivel de estrés, como pueden ser los astronautas.
Contiene antioxidantes como el beta caroteno, que es ideal para la salud de los ojos y por lo tanto de la visión. Es además rica en hierro asimilable, vitamina B12, ácico linoleico, vitamina E, calcio, fósforo y magnesio.
Además de retrasar el envejecimiento, de ayudar a recuperarse de procesos anémicos y de ser un portenciador de la energía vital, la espirulina es un regenerador de la flora intestinal y es útil para ayudar al organismo a desintoxicarse. Es nutritiva para el hígado y los riñones y protege la salud de ambos.
La espirulina se comercializa en forma de píldoras o en polvo siendo en ambos casos igual de nutritiva. En polvo suele ser mezclada con otros alimentos, bien en jugos o añadiéndola a distintas salsas.
Es importante tener en cuenta que no se trata de un medicamento, sino de un complemento alimenticio, por lo que si se toma en las dosis recomendadas, no suele tener ningún tipo de efecto adverso. Sin embargo, en el caso de personas con hipertiroidismo, mujeres embarazadas, niños y personas con insuficiencias renales y hepáticas, que deban restringir el consumo de proteínas, antes de usar la espirulina es conveniente que consulten a un especialista en nutrición.
La dosis recomendada de espirulina en una persona adulta, en condiciones normales, oscila entre 3 y 4 gramos al día repartidos entre las principales comidas. Es recomendable empezar a tomar dicha alga de modo progresivo y descansar, como en la mayoría de los superalimentos, cada cierto tiempo durante días o semanas. También es importante tener en cuenta que excedernos con la dosis de espirulina, por su alto contenido betacarotenos, puede producir una sobredosis de vitamina A, lo cual es tóxico para el hígado.
Si estás pensando en empezar a suplementarte, te recomiendo que acudas a un especialista, puesto que una mala suplementación puede ser inocua en el mejor de los casos, es decir, que no nos ayude en modo alguno, mientras que en el peor de los casos puede llegar a producirnos daños a corto y largo plazo.