Diversos autores desde finales del siglo XX han descrito y analizado los factores que influyen en el individuo, tanto a la hora de producirse una lesión como a la hora de afrontarla y superarla. Estos estudios parten de la base de que el deporte de Élite está orientado a conseguir el máximo de rendimiento, por parte del atleta, en el menor tiempo posible. En este sentido, los psicólogos, los entrenadores y médicos intentan, por un lado, minimizar los daños en el deportista pero igualmente con el fin de optimizar sus resultados.
Con el auge del deporte amateur y la aparición de una nueva filosofía del deporte no orientada sólo a la competición sino a la idea de superación personal, aparece un nuevo perfil de deportista que, aunque es menos competitivo, es, por un lado, igual de exigente consigo mismo y además, en muchos casos por una deficiencia en la orientación técnica, afronta "retos" para los que no está preparado ni psicológica ni físicamente.
Con el auge del deporte amateur y la aparición de una nueva filosofía del deporte no orientada sólo a la competición sino a la idea de superación personal, aparece un nuevo perfil de deportista que, aunque es menos competitivo, es, por un lado, igual de exigente consigo mismo y además, en muchos casos por una deficiencia en la orientación técnica, afronta "retos" para los que no está preparado ni psicológica ni físicamente.
En cuanto a la existencia de lesiones en los deportistas amateur, no se puede hacer una generalización porque los factores físicos y sociales varían de uno a otro, y lo que a uno puede ocasionarle un sobrentrenamiento, por no estar siendo compensada la carga con su actividad cotidiana, a otro por estar en paro, por ejemplo, o simplemente por tener mejores hábitos alimenticios, le puede estar resultando positivo. Sin embargo, los factores socio-económicos precisamente por no ser equiparables, a diferencia de la de los deportistas profesionales, pueden ser una importante pista de qué cosas pueden llevarnos a lesionarnos a pesar de estar siguiendo un plan de entrenamiento acorde a nuestras condiciones físicas:
- El trabajo. El trabajo que cada uno realiza incide tanto en nuestro estado físico como en nuestro estado psicológico. Aunque no queramos, nuestra actividad laboral va a desgastarnos de una forma concreta, una persona que trabaja limpiando un hospital durante ocho horas, va a estar más cansada físicamente que el personal de una biblioteca, mientras que alguien que tiene un mal ambiente en su trabajo va a estar más estresado que alguien que trabaja en casa sin presiones. Esto no quiere decir que por tener una actividad laboral dura, no podamos alcanzar con éxito nuestros objetivos como deportistas, sin embargo es preciso que balanceemos, nuestro trabajo con las cargas que afrontamos en nuestros entrenamientos.
- La alimentación. Naturalmente somos lo que comemos pero también somos lo que comen nuestros hijos. Comer sano es buenísimo, no sólo para una actividad deportiva intensa; evita igualmente lesiones y enfermedades, sin embargo, comer sano es caro. Además el tren de vida que llevamos muchas veces nos dificulta no sólo ingerir alimentos sanos sino que también nos hace no tener tiempo para algo que es casi tan importante, comer con tranquilidad, tomándonos nuestro tiempo. Además está dificultad de comer como sabemos que es preciso para afrontar cargas de entrenamiento intensas, nos puede hacer caer en un círculo de ansiedad que nos puede llevar a tener serios problemas con la comida.
- El descanso. Una de las bases del buen entrenamiento es que las cargas y los descansos estén compensados. Lo normal en este sentido es que cometamos el error de pensar sólo en carga como entrenamientos y en descanso como en los periodos entre sesión y sesión de entrenamientos, sin contar con nuestros trabajos, habiendo épocas de más trabajo donde acabamos de trabajar y directamente vamos a entrenar. Muchos pensarán que esto se ha hecho así toda la vida y esto es cierto, no obstante, hay mucha gente que no ha hecho deporte toda la vida y que incluye las rutinas de entrenamiento en su vida de golpe o gente que no ha trabajado en su vida y que al empezar una actividad laboral pretende seguir con los mismos resultados deportivos sin realizar un período de adaptación.
- El entorno. La principal diferencia entre un deportista amateur y un profesional es que el entorno del deportista de élite lo favorece y apoya en su actividad deportiva, exigiéndole, en parte, que sea constante y comprendiendo y valorando todos los esfuerzos que hace para alcanzar sus objetivos, mientras que el deportista amateur tiene que justificar su comportamiento en ese sentido constantemente, muchas veces viéndose en situaciones donde tiene que elegir entre su hobby y sus relaciones. Esta situación de estrés asociada a la propia actividad deportiva puede generar tensiones físicas y psicológicas que nos pueden poner en situación de lesionarnos con más facilidad.
- Falta de Orientación Técnica adecuada. Al tratarse de un hobby y por suponer un gasto y un compromiso, los deportistas amateur suelen prescindir de la figura del entrenador, así como no acuden con suficiente regularidad a hacerse exámenes para cerciorarse de su estado físico. Las consecuencias de ambas cosas pueden ser nefastas porque, aunque se trate de un hobby, lo normal es que el deportista amateur tenga un nivel de exigencia igual al del deportista profesional pero sin una gestión adecuada de su esfuerzo.
- Objetivos inadecuados. Se ha hablado mucho sobre la fiebre de los kilómetros; sin afán de criticar las decisiones de los deportistas amateur sobre las elecciones de sus pruebas ni los motivos, sí que es cierto que en muchas ocasiones se asumen los retos con energía y entusiasmo pero no de igual modo se asumen todos los sacrificios que debemos realizar para afrontar determinadas pruebas y uno de los principales sacrificios es el de creer que sin una planificación adecuada vamos acometer nuestros objetivos sin consecuencias a corto o largo plazo.
La nueva filosofía deportiva de superarse a uno mismo parece tener, como todo, dos caras de la moneda, que nos pueden llevar a una falta de honestidad con nosotros mismos por lo flexible del argumento. Por un lado, nos marcamos nosotros nuestros propios objetivos, en principio con el fin de disfrutar de las pruebas y de vivir experiencias gratificantes; sin embargo, es común la tendencia de llevar al extremo nuestras capacidades sin una preparación real y lo que empieza teniendo una motivación lúdica, acaba teniendo unas consecuencias no deseadas para nuestra salud. Así que ojo, si eres un deportista amateur, tienes la obligación de hacer las cosas correctamente por tu propio bien.
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